En la antigüedad, el tatuaje era símbolo de culto hacia una deidad, han transitado de ser usados para identificar y estigmatizar a sus portadores, a ser una forma de popularizar y democratizar lo que una persona quiere decir de sí misma. 

Un aspecto distintivo de mi práctica artística es la integración de técnicas tradicionales como el carboncillo, la acuarela y el rotring con herramientas digitales y su transmutación al cuerpo. Esta fusión de lo artesano y lo moderno permite una exploración más profunda de mis temas, creando una textura y profundidad adicionales que enriquecen mi narrativa, transformando cada tatuaje en una declaración personal y única. 

Al tatuar mis diseños y dibujos en la piel, materializó mi visión artística, creando una conexión tangible entre el arte y el individuo. Cada tatuaje se convierte en un medio para contar historias personales y colectivas, explorando cómo el arte puede ser una herramienta poderosa de autoexpresión y empoderamiento. En resumen, mi práctica artística busca desafiar percepciones, provocar reflexión y fomentar una mayor comprensión de las experiencias humanas, equilibrando el respeto al pasado con la innovación moderna. Este enfoque híbrido rinde homenaje a las técnicas clásicas mientras establece un diálogo con el presente.

Como artista, entiendo el desafío que supone encontrar espacios públicos para exponer nuestras obras. Por eso pido a la Comunidad de Madrid y Metro de Madrid que destinen un espacio en la Estación del Arte para visibilizar el trabajo de artistas emergentes o jóvenes artistas que no tienen acceso a exponer en los grandes museos.